Friday, October 13, 2006

Ángel coronado de espinas




Ángel coronado de espinas

¡Ah, qué herencia más pobre la del muerto al amor
y qué rica es la del que muere de su vida!
Porque el muerto es plano, no se duele, ni sufre, ni ríe.
Es como un reflejo en el agua errante, apenas un brillo, nada.
Una vida sin flores blancas o negras,
se desmorona en grices cenizas,
se puede resumir y en un minuto ser contada,
ni dice ni aporta nada.

El dolor es malo, pero indicativo de vida,
entre alaridos da la rama sus hojitas en primavera,
entre llantos alegres es parida la flor.
Nunca temáis al dardo que atraviesa el alma,
a la flor del oro, a la luna de marzo.
al llanto de una virgen, a la risa del agua,
al sosiego en los ojos, a la boca florecida.

¡Ah qué herencia más pobre la del muerto al amor
y qué rica es la del que muere de su vida!
El muerto al amor no tiene primaveras,
camina perdido, duerme un sueño gris de alcantarilla,
trabaja desesperanzas, come sin mirar al cielo de unos ojos.

Aquél que se muere de vida posee alas,
es caricia de nieve que la piel abrasa,
es la sirena que surge de la indolencia,
es caricia en una boca que lo dice todo callada.,
verso que arde en la noche helada,
estallido de un corazón florecido...

¡Ah, qué herencia mas pobre la del muerto al amor
y que rica es la del que muere de su vida!
Porque el amor es un ángel coronado de espinas.

Pepe Martín

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